Bienvenidos son los amigos de Klifford y Laura
ESTE ESPACIO FUE CREADO CON EL OBJETIVO PRIMORDIAL DE QUE PUEDAN VER A SUS SERES QUERIDOS EN GUARDERIA, CONTAR NUESTRAS ANECDOTAS QUE SURGEN EN CONVIVENCIA CON SUS MASCOTAS....
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Declaración universal de los derechos del animal
Londres, 23 de septiembre de 1977
Adoptada por la Liga Internacional de los Derechos del Animal y las Ligas Nacionales afiliadas en la Tercera reunión sobre los derechos del animal, celebrada en Londres del 21 al 23 de septiembre de 1977. Proclamada el 15 de octubre de 1978 por la Liga Internacional, las Ligas Nacionales y las personas físicas que se asocian a ellas. Aprobada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y posteriormente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
Preámbulo
Considerando que todo animal posee derechos,
Considerando que el desconocimiento y desprecio de dichos derechos han conducido y siguen conduciendo al hombre a cometer crímes contra la naturaleza y contra los animales,
Considerando que el reconocimiento por parte de la especie humana de los derechos a la existencia de las otras especies de animales constituye el fundamento de la coexistencia de las especies en el mundo,
Considerando que el hombre comete genocidio y existe la amenaza de que siga cometiéndolo,
Considerando que el respeto hacia los animales por el hombre está ligado al respeto de los hombres entre ellos mismos,
Considerando que la educación debe enseñar, desde la infancia, a observar, comprender, respetar y amar a los animales,
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"LA LEY DE LA CONCIENCIA ES DIAFANA COMO LA LUZ DEL SOL"
Camilo José Cela
"Dar de comer al hambriento es una de las obras de misericordia, quizá también una de las más clásicas, y su piadosa práctica es cauce adecuado para el ejercicio de la caridad, para el noble y ya casi prescrito instinto del hombre que durante tiempo y tiempo reemplazó, e incluso suplantó, a la justicia, ese frío y tan necesario entendimiento. Los daneses se aprestan a recoger los perros que abandonamos los españoles, actitud que les honra pero que tampoco resolverá un problema que yace más en la conciencia del causante que en los lomos de quienes aguantan la causa y sus dolorosos efectos. No se trata de sancionar a nadie pero sí de insistir a todos y la premisa necesaria para entender esto es elemental: nadie está obligado a tener un perro -o un gato o un canario e incluso un hijo- pero, si lo tiene, nadie está autorizado a abandonarlo a su infortunio. La ley de la conciencia es diáfana como la luz del sol."
Camilo José Cela (recogido en A bote pronto, Barcelona: Seix Barral, 1994).
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Antonio Gala Velasco (Brazatortas, Ciudad Real, 2 de octubre de 1930)1 es un escritor español.
En 1959 comenzó a impartir clases de Filosofía e Historia del Arte y recibió un accésit del Premio Adonáis de poesía por su obra Enemigo íntimo, empezando una exitosa carrera teatral y periodística, que le posibilitó desde 1963 vivir sólo de la escritura.
“Maldigo, con la más rotunda de las maldiciones, aquienes, por estas fechas u otras, abandonan a sus animales de compañía. No son dignos de los unos y de la otra. Les deseo que un día sean ellos los abandonados (y seguramente acabarán por serlo) de sus mujeres, sus hijos,de sus amigos... por egoístas despreciables. Por posponer a un ser vivo, dependiente,amable en estricto sentido, generoso y fiel, a sus propios proyectos de vacación y de comodidad. Por rescindir una relación cuando les parece conveniente.....Antonio Gala.
Antonio Gala - "MONÓLOGO DE UN PERRO".
Yo no creo haber hecho nada malo esta mañana....
Me parecieron todos muy nerviosos. Iban y venían por los pasillos, esquivándose unos a otros.
Ella le gritaba a la madre de él, y los dos niños, con las manos llenas de cosas, entraban en el dormitorio de los padres, que yo tengo prohibido.
La pequeña –la más amiga mía- chocó contra mí dos o tres veces. Yo le buscaba los ojos, porque es la mejor manera que tengo de entenderlos: los ojos y las manos. El resto del cuerpo ellos lo saben dominar y, si se lo proponen, pueden engañarte y engañarse entre sí; pero las manos y los ojos, no.
Sin embargo, esta mañana mi pequeña ni me quería mirar. Sólo después de ir detrás de ella mucho tiempo, en aquel vaivén desacostumbrado, me dijo: “Drake , no me pongas nerviosa. ¿No ves que no vamos de veraneo, y están los equipajes sin hacer?” Pero no me tocó ni me miro. Yo, para no molestar, me fui a mi rincón, me eché encima de mi manta y me hice el dormido.
También a mi me ilusionaba el viaje. Les había oído hablar días del mar y de la montaña. No sabía con certeza qué habían elegido; pero comprendo que, en las vacaciones – y más en estas, que son mas largas que las otras dos- mi pequeña podrá estar todo el día conmigo. Y lo pasaremos muy bien, estemos donde estemos, siempre que sea juntos...
Tardaron tres horas en iniciar la marcha. Fueron bajando las maletas al coche, los paquetes, la comida- que olía a gloria- y los envoltorios del último momento. Yo necesitaba correr de arriba abajo por la escalera pero me aguanté. Cuando fueron a cerrar la puerta, eché de menos mi manta. Entré en su busca; me senté sobre ella; pero él me llamó muy enfadado. – “¡Drake, venga! “ - , y no tuve mas remedio que seguirlo.
Mientras bajaba, caí en la cuenta de que, en el lugar al que fuéramos, habría otra manta. Ellos siempre tienen razón. Los tres mayores, mi pequeña, su hermano y yo.... Era difícil caber en aquel coche, tan cargado de bultos; pero estábamos bien, tan apretados todos.
Yo me acurruqué en la parte de atrás, bajo los pies de los niños. La madre de él se sentó en un extremo, que suele ser su sitio, y todavía no se le habían olvidado las voces de ella, porque no decía nada; solo miraba las calles y las calles y la luz, que era muy fuerte, a través del cristal... Los niños se peleaban con cualquier pretexto esta mañana; seguían muy nerviosos. Yo sufrí sus patadas con tranquilidad, porque sabía que no iban a durar y porque era el principio de las vacaciones.
Cuando, de pronto, el niño le dio un coscorrón a mi pequeña, yo le lamí en cambio las piernas con cariño; pero ella me dio un manotazo, como si la culpa hubiera sido mía. La miré para ver si sus ojos me decían lo contrario.
Ella, mi pequeña quiero decir, no me miraba. Fue cuando ya habíamos perdido de vista la ciudad. Él se echó a un lado y paró el coche. Los de delante daban voces los dos, no sé si porque discutían, o porque. La madre de él no decía nada; ya antes había empezado a decir algo, y ella le corto con muy malos modales.
Tampoco los niños decían nada.....
Él bajó del coche y cerro de un portazo; le dio la vuelta; abrió la puerta del lado de los niños, y me agarró por el collar.
Yo no entendí. Quizá quería que hiciese pis, pero yo lo había hecho en un árbol mientras cargaba y disponía los bultos. Empujó con violencia la puerta, y volvió a sentarse al volante.
Oí el ruido del motor.
Alcé las manos hacia la ventanilla; me apoyé en el cristal, detrás de él vi la cara de mi pequeña con los ojos muy redondos; le temblaban los labios... Arrancó el coche, y yo caí de bruces.
Corrí tras él, porque no se daban cuenta de que yo no estaba dentro; pero aceleró tanto que tuve que detenerme cuando ya el corazón se me salía por la boca... Me aparté, porque otro coche, en dirección contraria, casi me arrolla.
Me eché a un lado, a esperar y a mirar, porque estoy seguro de que volverán por mí.......Tanto miraba en la dirección de los desaparecidos que me distraje y un coche negro no pudo evitar atropellarme....... No ha sido mucho: un golpe seco que me tiró a la cuneta.....
Aquí estoy.
No me puedo mover. Primero porque espero que vuelvan a este mismo sitio en el que me dejaron; segundo, porque no consigo menear esta pata. Quizá el golpe del coche negro aquél no fue tan poca cosa como creí........
Me duele la pata hasta cuando me la lamo.
Me duele todo.....
Pronto vendrá mi pequeña y me acariciará y me mirará a los ojos. Los ojos y las manos de mi pequeña, nunca serán capaces de engañarme.
Aquí estaré... Si tuviese siquiera un poco de agua. Hace tanto calor y tengo tanto sueño...
No me puedo dormir. Tengo que estar despierto cuando lleguen...
Me siento más solo que nadie en este mundo... Aquí estaré hasta que me recojan.
Publicado por Javier R Batallé https://jrbatalle.blogspot.com.ar/search/label/Perros%20en%20la%20literatura